Hace mucho que quería escribir, ¡Dios! siempre digo lo mismo. Pero sí, quería escribir aunque no tuviera tema y eso era un problema que a la larga me hacía abandonar el post y borrarlo. Esas letras que nadie ha leído y que han sido borradas jamás existieron y el sentimiento que las provocó tal vez se ha ido, nada más dejó la huella en mi memoria de que algún día existió.
Pues bien, aquí estoy, intentando transmitir algo que ni siquiera yo puedo ordenar. La idea de comunicación está pese a tener o no reciprocidad.
Y es que en estos últimos días he tenido sorpresas, cosas para analizar, situaciones que no están en mis manos, sin embargo me llegan y lo único que puedo hacer es aprender para después aplicar. Sin duda la forma empírica del conocimiento es la que más utilizamos, tal vez esto signifique discriminar otras situaciones conforme a las experiencias adquiridas y creer que no puede ir de la misma manera, cuando todo es aprendizaje, puede o no irnos bien, tal vez mejor.
Pero es difícil olvidar, es difícil hacer como que no pasa nada y estamos bien pero realmente no lo estamos. Es un debate interno que personalmente me cuesta. La idea de afrontar la situación con la cara en alto y el buscar distractores es solo una máscara que encubre un sentimiento que no está bien definido pero realmente me crea desequilibrio y un estado muy voluble del cual las demás personas pueden darse cuenta sin comprender.
Este post no es para exponerme por que no tenga otras cosas que decir, es un ejercicio para mí, pese a que gran parte del día me la paso escribiendo frente a una computadora. Es por eso que me cuesta usar este recurso como terapia.
Ya solo escribo para mi. Para mi, átomo, no persona.